La temporada del calabacín ya ha terminado, pero esta es una receta que he cocinado varias veces durante el verano y como he estado bastante vagueta pues no había publicado.
La encontré en el blog de Lechuza y es una lástima no haberla visto antes, ya que ha sido una manera de que mi hijo mayor comiera calabacín.
Ingredientes:
-Un calabacín hermoso
-120ml de nata
-4 cucharadas de harina
-100g de queso curado rallado
-2 huevos
Con un rallador grueso, rallar el calabacín sin llegar a las pepitas y salar. Dejarlo en un escurridor alrededor de un par de horas para que suelte la mayor parte de líquido.
Rallar el queso y reservar
Batir los huevos y añadir la harina hasta formar una pasta espesa que se deslice lentamente por una cuchara. Se puede jugar con mas nata o mas harina si es el caso.
Añadir el calabacín escurrido y el queso y mezclar bien.
Poner aceite abundante en una sartén e ir cogiendo cucharadas de la masa y verterlas en el aceite caliente como si fueran pequeñas tortitas. Dorar por un lado y dar la vuelta. Sacar a un plato con un papel absorvente para quitar el exceso de grasa.
Se pueden comer solas de aperitivo o bien con salsa de tomate
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